Casi en todo el mundo hay pueblos aislados de las grandes ciudades, algunos no están nada atrasados con respecto a la tecnología de las grandes metrópolis pero otros parecieran haberse estancado en el tiempo.
Nuestra historia
transcurre en un pueblo conservador y un tanto atrasado en tecnología, un
pueblito en medio de las montañas, limpio, ordenado, y sobre todo tranquilo.
Aquel sitio solo cuenta con cuatro escuelas, un hospital, y un cine, también un
rio y un solo hotel, solo hay una carretera que conduce hasta él, y aunque no
suelen llegar muchos turistas, de vez en cuando alguno se deja caer por sus
paisajes de ensueño.
A este idílico
pueblecito de las montañas llego una pareja de recién casados, un pintor de
carteles publicitarios y una aspirante a novelista que se dedicaba a escribir
columnas en los periódicos. Llegaron a ese sitio buscando una vida pacifica, y
eso tuvieron por mucho tiempo, inclusive la señora pudo escribir un par de
libros que se vendieron bastante bien.
Habían comprado una
casa en las orillas del pueblo, era el sitio perfecto pues estaban lo bastante
cerca de este como para comprar sus cosas, pero también lo suficientemente
apartados para mantener su privacidad y su paz. Y fue entonces cuando se
plantearon la idea de hacer crecer la familia, cosa a la que el hombre le tenía
mucho miedo.
—Vamos Dorian, sería
lindo tener un bebe, imagínatelo, corriendo por toda la casa, llevándolo de
pesca…
—Pero Julie, por favor,
no sé, siento que aún no estoy listo, y si empezamos por algo… menos
demandante…
— ¿Cómo qué?
—Un perrito, si un
perrito
Fue la primera
discusión de la pareja, pero Julie, la esposa, entendiendo que Dorian había
crecido sin su padre, decidió darle una oportunidad y adoptaron a un perro del
refugio de animales del pueblo, no tenían muchos, pero ocurrió que aquel perro
de raza pastor Alemán había quedado sin casa, ya que su dueño había muerto y no
había nadie que lo cuidara, era tan obediente y manso, que pronto el joven
matrimonio se decidió que querían a Rex en su vida.
Y pareció hacerles
mucho bien, pues Dorian podía relajarse mientras Julie escribía, cada tarde
sacaba a Rex a dar largos caminos por el rio, algunas veces lo hacía Julie pero
en la mañana, Rex era el perro ideal, y a ojos de Julie, Dorian era el esposo
ideal, desde que llegó el perro, Dorian se volvió más ordenado y seguro de sí
mismo.
Todo parecía ser miel
sobre hojuelas, y para la cereza del pastel, en cinco meses, Julie y Dorian ya
esperaban un bebe.
Claro que con esto, Rex
se tenía que quedar en el patio de atrás, y era sacado a pasear en la mañana y
en la tarde por Dorian.
Pero ocurrió que
mientras los felices Dorian y Julie vivían su vida de ensueño, en el pueblo
comenzaron a ocurrir cosas extrañas. Una mañana un par de excursionistas
llegaron al pueblo, fueron al rio y de allí en adelante no se supo más de
ellos, los guardabosques los buscaron pero no encontraron nada.
Luego la historia
volvió a repetirse, pero esta vez los turistas habían dejado sus coches en el bosque,
y en ellos se encontraron pedazos de pelo y manchas de sangre, la policía
comenzó a preocuparse, quizás un animal salvaje peligroso rondara en aquella
zona, no sería raro, pues de vez en cuando en las comunidades cercanas a la
naturaleza, algún animal del bosque o las montañas sale de su territorio a
buscar comida. Y eso hubieran seguido creyendo de no ser porque las
desapariciones fueron en aumento, y no solo por los pocos turistas que llegaban
al pueblo, sino por los niños del pueblo.
Julie estaba
preocupada, esperaban un bebe y el saber que había un loco secuestrando niños
le atemorizaba, Dorian le decía que iban
estar bien, que tenían a Rex y que el pueblo pronto volvería a ser
seguro.
Pasaron los meses,
nunca encontraron al roba niños, ni al animal que mataba a la gente, incluso se
había mandado un investigador de la ciudad, pero el sujeto desapareció, y con
él fue el cese de los crímenes.
Pero ocurrió que un
día, como cualquier otro, Dorian salió en la tarde a dar la vuelta con Rex, la
vuelta que usualmente duraba una hora se alargó a cinco, y Julie estaba
preocupada, así que decidió llamar a la policía del pueblo.
Entre los oficiales del
pueblo y los guardabosques buscaron a Dorian por un largo rato, hasta que uno
de ellos lo encontró en el sendero que llevaba al rio, Dorian estaba herido,
cojeaba del pie derecho y uno de sus hombros sangraba, a su lado y con el
hocico cubierto de sangre iba Rex.
Julie se lanzó a sus
brazos en cuanto lo vio.
—Dorian, cielo santo,
Dorian, ¿pero qué te paso?
—Calma Julie, en el
bosque me ataco un lobo, o algo así, pero Rex lo ahuyento, además me caí
pero…estoy bien
Llevaron a Dorian al
médico, a pesar de que él no quería, y aunque la historia del lobo era bastante
creíble por las magulladuras en su pierna, el corte que llevaba en el hombro
era demasiado fino como para haber sido hecho con garras, más parecía que le
habían enterrado un cuchillo. Pero nadie dijo nada, había sido un día
traumático para los jóvenes y los dejaron irse a casa.
Los días pasaron en
calma, Dorian progresaba bastante bien atendido por Julie, la vida volvía a la
normalidad, excepto por Rex.
El perro estaba
bastante inquiero, agresivo y no quería comer ya su alimento, Julie pensó que
era porque ya no lo sacaban a pasear, así que un día en la mañana mientras
Dorian todavía dormía, Julie le puso la correa a Rex y se dispuso a sacarlo a
pasear, ya lo había hecho antes, así que ¿Qué podía salir mal?
Julie no podía
controlar a Rex, el animal se jalaba demasiado e insistía en irse al bosque.
Julie estaba embarazada de tres meses y no podía esforzarse mucho, así que
termino por soltar al perro.
Un joven vecino que por
allí pasaba se ofreció a ayudarle a atrapar al perro y ambos se adentraron al
bosque, hasta que Rex llego a una pequeña cueva escondida en las montañas,
estaba muy oscuro y un intenso olor a podredumbre emanaba de la cueva.
Julie llamo al perro
varias veces, pero como este no salía, tuvieron que entrar. El joven llevaba
una linterna, con la cual pudieron ver al perro que devoraba algo con gran
entusiasmo, algo que olía realmente mal, a tal punto que Julie vomito.
El joven se acercó al
perro, y con horror descubrió que aquello de lo que el perro se alimentaba era
el cuerpo de una persona.
Rex le gruño con los
dientes cubiertos de sangre, el joven blandió la linterna como si fuera una
espada, y el perro se le echó encima, aplastándole el pecho, y lanzándole
dentelladas que solo eran retenidas por la linterna del joven.
Al ver la escena Julie
comenzó a gritarle al perro y al lanzarle piedras, una le dio en el ojo y el
animal salió corriendo.
— ¿Esta bien?
—No señora, mire, mire
El joven enfoco el
cadáver del que Rex se había estado alimentando, y Julie grito de horror, luego
la luz se enfocó más al fondo, y allí, amontonados en pila había varios cuerpos
mutilados. Al lado de la pila de cuerpos había una mesita de madera llena de
sangre, con varios cuchillos y hachas, y en la pared de piedra, una estantería
de madera, y sobre ella la motosierra de Dorian que le había regalado su madre
el año pasado.
—Hay que ir con la
policía, ¿Recordaras el camino?
—Claro señora
Salieron rápidamente de
aquella cueva del infierno, y fueron al pueblo, de inmediato los guardabosques
y el joven fueron a la cueva, donde descubrieron alrededor de cincuenta cuerpos, todos ellos
mutilados y destrozados, entre ellos estaba el cuerpo del inspector de la
ciudad y los de varios niños del pueblo.
Por otra parte los
policías del pueblo junto con Julie habían ido a la casa, pero al llegar Dorian
ya no estaba y Rex tampoco.
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