(imagen de ciberblogadictos2)
—Pero por eso te
tengo a ti
Dijo acariciando
la enorme cabeza de Cronos, su perro, que tenía la costumbre de siempre lamerle
la mano cuando ella le acariciaba, era una forma de darle ánimos, pensaba
Sofía. Pasó el tiempo y dando las dos de la madrugada Sofía decidió que habían
sido suficientes películas por un día, así que se fue a dormir llevándose al
perro consigo.
Como era común
en esas noches luego de ver películas de terror, Cronos se quedó al lado de la
cama, así si Sofía sentía temor, solo era necesario bajar la mano y el animal
se la lamería en un gesto que le indicaba que todo estaba bien.
No fue
consciente del momento en que se durmió, pero de pronto fue despertada por un
extraño ruido, algo goteaba en el baño. Instintivamente bajo la mano, y sintió
la lengüetada de Cronos. Una vez más tranquila bajo de la cama, y sin encender
las luces, se dirigió al baño, y allí fue recibida por una macabra imagen.
Colgado de la
regadera, abierto en canal, estaba Cronos.
Sofía grito
horrorizada, salió corriendo del baño, agarro lo primero que encontró para
utilizarlo como arma, una sombrilla, y encendió las luces, y allí, en el espejo
de su tocador escrito con sangre estaba la siguiente frase: “No solo los perros
lamen”
Inmediatamente
salió de su habitación en busca del teléfono, tenía que llamar a la policía, y
justo cuando llego a la sala pudo ver la figura de un hombre delgado y de piel
grisácea que salía por la ventana. Sofía se paralizo del susto, no sabía qué
hacer, pero ya tenía el teléfono en la mano, y justo cuando comenzó a marcar,
aquella persona alzó la vista y le dedico una macabra sonrisa a Sofía, al
tiempo en que le decía adiós con la mano.
Hay que vigilar
muy bien las puertas y ventanas antes de dormir, nunca se sabe a qué estamos
expuestos, en esta ocasión fue solo un perro, pero nunca se sabe, cualquiera
podría ser el siguiente.
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