jueves, 6 de junio de 2013

Leyenda Urbana: No solo los perros lamen

(imagen de ciberblogadictos2)

Era un viernes por la noche y Sofía Brennon estaba acurrucada en su cómodo sofá con las luces apagadas, un enorme plato de cereal con leche, y un poco de helado viendo la televisión, esa noche pasaban un maratón de películas de miedo que a ella le encantaba ver, a pesar de que luego no podía conciliar el sueño.

—Pero por eso te tengo a ti

Dijo acariciando la enorme cabeza de Cronos, su perro, que tenía la costumbre de siempre lamerle la mano cuando ella le acariciaba, era una forma de darle ánimos, pensaba Sofía. Pasó el tiempo y dando las dos de la madrugada Sofía decidió que habían sido suficientes películas por un día, así que se fue a dormir llevándose al perro consigo.

Como era común en esas noches luego de ver películas de terror, Cronos se quedó al lado de la cama, así si Sofía sentía temor, solo era necesario bajar la mano y el animal se la lamería en un gesto que le indicaba que todo estaba bien.

No fue consciente del momento en que se durmió, pero de pronto fue despertada por un extraño ruido, algo goteaba en el baño. Instintivamente bajo la mano, y sintió la lengüetada de Cronos. Una vez más tranquila bajo de la cama, y sin encender las luces, se dirigió al baño, y allí fue recibida por una macabra imagen.

Colgado de la regadera, abierto en canal, estaba Cronos.

Sofía grito horrorizada, salió corriendo del baño, agarro lo primero que encontró para utilizarlo como arma, una sombrilla, y encendió las luces, y allí, en el espejo de su tocador escrito con sangre estaba la siguiente frase: “No solo los perros lamen”

Inmediatamente salió de su habitación en busca del teléfono, tenía que llamar a la policía, y justo cuando llego a la sala pudo ver la figura de un hombre delgado y de piel grisácea que salía por la ventana. Sofía se paralizo del susto, no sabía qué hacer, pero ya tenía el teléfono en la mano, y justo cuando comenzó a marcar, aquella persona alzó la vista y le dedico una macabra sonrisa a Sofía, al tiempo en que le decía adiós con la mano.


Hay que vigilar muy bien las puertas y ventanas antes de dormir, nunca se sabe a qué estamos expuestos, en esta ocasión fue solo un perro, pero nunca se sabe, cualquiera podría ser el siguiente.

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